El cálculo de Leibniz.
Leibniz no tardó en aplicar a la geometría sus observaciones de que las sumas de sucesiones y sus diferencias consecutivas son procesos
inversos el uno del otro. Consideremos una curva como la de la figura donde aparece una sucesión de ordenadas equidistantes y1,y2,y3,?,yn

Si suponemos que la distancia entre estas ordenadas es 1, entonces su suma y1+y2+y3+

la curva, mientras que la diferencia entre dos sucesivas yi¢s da aproximadamente la pendiente de su tangente. Además, cuanto más pequeña
sea la unidad 1 elegida, mejor será la aproximación. Si la unidad se pudiera elegir infinitamente pequeña, entonces las aproximaciones
serían exactas, la cuadratura sería igual a la suma de ordenadas y la pendiente de la tangente sería igual a la diferencia de ordenadas. De
esta forma y por su analogía con las sucesiones numéricas, Leibniz observa que la determinación de cuadraturas y el cálculo de tangentes
son operaciones inversas la una de la otra.
Leibniz considera una curva como una poligonal de infinitos lados donde dy es la diferencia infinitesimal de dos ordenadas consecutivas,
dx la diferencia de dos abscisas consecutivas e

De esta forma el teorema fundamental del cálculo aparece como obvio. Esto es, para hallar el área debajo de una curva con ordenadas y,
debemos hallar una curva de ordenadas z de tal manera que dz/dx=y, en cuyo caso es también

En la primera notación de sus manuscritos Leibniz escribe
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simplemente significa que la suma de las primeras diferencias de una sucesión que empieza por 0 es igual al último término.
Después iría cambiando su notación y escribe la anterior relación como


es más que una S elongada que significa suma.
La idea de su cálculo es que las fórmulas y relaciones geométricas se realicen de manera casi automática por medio de las reglas del
cálculo de diferencias
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De esta regla Leibniz deduce la integración por partes
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Para probar
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Otra relación es por ejemplo
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En sus aplicaciones geométricas, dado un punto P=(x,y) sobre una curva, tal como se observa de la figura

aparecen las llamadas subtangente s=TA, tangente t=TP, normal n=PB y subnormal n = AB. Todas estas variables tienen entitad
propia y están relacionadas unas con otras. Por ejemplo se tiene por la semejanza
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triángulo PQR se llama el triángulo característico y se tiene por ejemplo la relación
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Notación y concepto son virtualmente inseparables. Por ejemplo la regla de la cadena para z=f(y) e y=g(x) que nosotros escribimos como
primero la composición h(x)=f(g(x) y luego
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sólo halla correctamente al resultado sino que sugiere además la manera de demostrarla, reemplazando las diferenciales dx,dy,dz por
incrementos finitos Dx,Dy,Dz y pasando luego al límite.
Leibniz tardó unos años en presentar estas ideas en público ya que era una formulación intuitiva, pero que tenía el problema de trabajar
con cantidades infinitamente pequeñas y esto no estaba rigurosamente definido ni era muy aceptable en matemáticas. Su primera publicación
fue un corto artículo titulado "Nova Methodus pro Maximis et Minimis, itemque Tangentibus, quae nec fractas nec irrationales quantitates
moratur et singulare pro illis calculi genus", (Un nuevo método para máximos y mínimos y tangentes, no impedido por cantidades
racionales o irracionalesy un singular nuevo tipo de cálculo para ellas), que apareció en 1684 en Acta eruditorum.
En este trabajo original, después de introducir su cálculo, Leibniz da tres ejemplos de la aplicaciones, el primero prueba el principio
ya conocido por Descartes y Fermat de que el ángulo de incidencia es igual al ángulo de refracción, el segundo es un problema geométrico.
Luego, dice Leibniz:
"Y esto es sólo el comienzo de una mucho más sublime Geometría, de problemas incluso mucho más difíciles y de los más bonitos de
matemáticas aplicadas, los cuales sin nuestro cálculo diferencial o algo similar nadie podría atacar con tanta facilidad. Añadiremos
como apéndice la solución del problema que De Beaune propuso a Descartes, quién lo intentó resolver el el Vol. 3 de sus Lettres,
pero sin éxito"
En realidad Descartes había encontrado prácticamente la naturaleza de esta curva, pero carecía de instrumentos adecuados para su solución.
Este problema y otros que fueron apareciendo después pusieron de manifiesto la potencia del nuevo cálculo. Exponemos este problema en
la sección siguiente.
3.3 El problema de De Beaune.
El problema que Florimont De Beaune había propuesto originalmente a Descartes en 1639 es: Hallar una curva cuya subtangente
sea una constante dada a.

De la relación
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Más concretamente, si tomamos la sucesión de abscisas
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Leibniz concluye diciendo que la curva es una "logarítmica".
En nuestro cálculo actual de la relación diferencial que define la curva a dy=ydx, obtenemos
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Desarrollo del seno a partir de su ecuación diferencial.
Leibniz utiliza series de potencias para resolver muchas de us ecuaciones diferenciales. Por ejemplo consideremos la figura donde aparece
el primer cuadrante de la circunferencia de radio 1, donde P=(x,y) y q es el ángulo que forma POB.

Por semejanza de triángulos

Además por el teorema de Pitágoras dx2+dy2=d q2. Elevando al cuadrado la primera relación, despejando dx2 y sustituyendo en la
segunda obtenemos después de simplificar
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esta expresión se obtiene
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Resumen y desarrollo posterior.
Una vez que hemos descrito con detalle separadamente las ideas de Newton y Leibniz en el desarrollo del cálculo como una nueva y
coherente disciplina matemática vamos a comparar y contrastar ambos procedimientos.
Tal como hemos visto Newton concibe la derivada de y=f(x) como el cociente entre fluxiones
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considera el cociente anterior dy/dx como cociente entre diferencias. La integral para Newton es una integral definida, es el fluente a determinar para una fluxión dada. Para Leibniz la integral es, en cambio, una suma infinita de diferenciales. A pesar de estas diferencias de concepto luego ambos la calculan de la misma forma, como un proceso inverso de derivadas. Ambos desarrollan el mismo cálculo desde puntos de vista distintos
y observan como inversos los procesos de diferenciación e integración. Antes se habían calculado áreas, volúmes y tangentes, pero eran razonamientos particulares para cada caso concreto sin que se observara con claridad que el cálculo de áreas y el de tangentes son inversos uno
del otro. El nuevo cálculo es universal, en el sentido en que se aplica del mismo modo a todo tipo de funciones. Newton y Leibniz lo aplicaron
con éxito para calcular áreas como la cisoide o la cicloide, tangentes, longitudes de arco, problemas de máximos y mínimos, geométricos, etc.
Para ilustrar con un ejemplo sencillo los conceptos del cálculo de Newton y de Leibniz, veamos como calcularían ambos la tangente a la
parábola y2=ax en un punto M=(x,y) de la figura

Dada la relación entre fluentes y2=ax Newton calcularía primero la relación entre sus fluxiones: De

elevando al cuadrado

Simplificando y dividiendo por o resulta

de donde cancelando luego los términos que contienen o se obtiene 2y


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En el primer libro de texto de cálculo diferencial, "Analyse des Infinitement Petits" de l'Hospital de 1696, aparece exactamente el ejemplo
que estamos calculando. De hecho la figura geométrica anterior está tomada del este libro, sección 2, pag. 12. Su solución, siguiendo de
diferencias de Leibniz dice asi:
"Si se quiere que ax=yy exprese la relación de AP a PM, la curva AM será una parábola que tendrá por parámetro la recta dada a y tendrá, tomando diferencias en cada miembro
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en el punto M. Ce qui était proposé".
Newton la derivada como cociente entre fluxiones, o como "razón última de cantidades evanescentes" presentaba problemas de rigor
lógico. Para Leibniz sin embargo, el cociente dy/dx era "simplemente" un cociente con interpretación geométrica clara. Los problemas de interpretación se volvían más agudos al considerar derivadas de mayor orden. Debido a su facilidad y al genial tratamiento que tuvo por
parte de los hermanos Bernoulli y por Euler el cálculo de Leibniz empezó a cosechar grandes éxitos. Sus seguidores se preocupaban menos
de sus aspectos lógicos y más de sus aplicaciones ya que era un cálculo que funcionaba. Permitió resolver problemas tales como el de la braquistocrona o de la catenaria que habían sido intratables hasta entonces. En cambio en Inglaterra los matemáticos se preocuparon mucho
más por los problemas de rigor lógico, paralizando con ello su aplicación. Una vigorosa y malintencionada exposición de las inconsistencias
del nuevo cálculo fue la que escribió el obispo anglicano de la diócesis de Cloyne (Irlanda) George Berkeley(1685-1753). Berkeley escribió
en 1734 un ensayo titulado "The Analyst, or A Discourse Addressed to an Infidel Mathematician". El "matemático infiel" era Edmund
Halley (1656-1742), el famoso astrónomo y amigo de Newton, quién parece ser que convenció a un conocido sobre la inutilidad de la
doctrina cristiana y éste rehusó el consuelo espiritual de Berkeley cuando estaba en su lecho de muerte.
Este es un párrafo del argumento de Berkeley:
"Y ¿Qué son las fluxiones? Las velocidades de incrementos evanescentes. Y ¿Qué son estos mismos incrementos evanescentes? Ellos no son ni cantidades fimnitas, ni cantidades infinitamente pequeñas, ni nada. ¿No las podríamos llamar fantasmas de cantidades que han desaparecido?"A finales de 1690 Leibniz fue duramente atacado por los seguidores de Newton, quienes le acusaban de plagio. Su principal argumento
fueron las cartas que Newton le había mandado via Oldenburg. Al irse incrementando los ataques Leibniz pidió en 1711 a la Royal Society
of London, de la que era miembro, para que interviniera en el asunto. La Royal Society nombró una comisión para que estudiara el caso y
en 1712, movida más que nada por motivos de nacionalismo y maniobrada por Newton, decidió que Leibniz había en efecto plagiado a
Newton. Hoy sabemos que tanto Newton como Leibniz desarrollaron independientemente su cálculo.
Este desafortunado incidente separó en dos bandos los matemáticos de Inglaterra y del Continente por mucho tiempo. La ironía del destino,
fue que la victoria inglesa hizo que sus matemáticos rehusaran sistemáticamente el uso de los métodos de Newton, cerrando para si con ello el tremendo desarrollo que la matemática tuvo en el siglo XVIII.
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